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Revista Convicciones

Convicciones 4 - LA IMPORTANCIA DE LA ORALIDAD EN LOS PROCESOS COMUNICACIONALES

Ha corrido mucho agua entre la retórica de Aristóteles y la persuasión de la semiótica moderna. Estudios, análisis, experimentos, avances tecnológicos sustentan nuevos paradigmas en los procesos comunicacionales de esta “era de la mente”
 

Estamos en un ciclo donde el conocimiento dejó de ser importante para convertirse en imprescindible. Y dentro de eses conocimiento, la habilidad para expresar una idea es tan importante como la idea misma. Jurados, jueces, clientes, si han logrado cambiar un veredicto, postura, opinión o decisión, ha sido a través de la palabra, ya que la acción verbal es intensa y activa. Hablar bien es una habilidad (como andar en bicicleta, que no se aprende de un día para el otro). Se habla como se escribe y, se escribe como se lee.
 

Hablar bien hace cualquier discurso más creíble, y otorga una impresión de seguridad y cultura.

Hablar bien da éxito y optimiza las relaciones interpersonales.

Hablar bien cualifica cualquier profesión y actividad laboral.

Hablar bien es una habilidad simple bienvenida en cualquier ámbito, sea a profesional o no. Hablar bien, de eso se trata la comunicación, a través de la expresión oral.
 

            Desde el nacimiento de la civilización, nunca antes el hombre tuvo tantos elementos electrónicos para comunicarse y, paradójicamente, muchas veces no logra establecer sintonía con sus contactos interpersonales. Un e-mail a veces llega tarde, exige menos habilidades y disminuye el nivel de exposición, elementos que, en determinados contextos, dificulta la efectividad de los resultados; pero existe un punto imprescindible a la hora de ser eficaces tanto en la profesión, como en las relaciones interpersonales: la oralidad.
 

Entrevistas, negociaciones, discusiones, discursos, exámenes, participaciones orales de comunicación, presentaciones comerciales, están signados por el discurso hablado. Muchas personas son renuentes a utilizar el lenguaje oral, talvez por falta de preparación, inhibición o comodidad. “-Si Yo sé hablar, moverme, comunicarme...para qué voy a conocer nuevas formas de hacerlo?. Ese es el planteo más común. El problema para ellos (no para quienes tienen capacidad de acción), es que el conocimiento está fuera de la zona de comodidad, es dinámico. “Si el lenguaje no es correcto, aquello que se dice no es lo que se piensa y entonces lo que es necesario hacer, no será realizado” (Confucio).

                El conocimiento está relacionado con los valores morales e intelectuales, entre los que se encuentran la ética, la inteligencia emocional, la creatividad, la iniciativa y las habilidades (el lenguaje y la comunicación).
 

“El habla es la representación de la mente, y la escritura es la representación del habla”, nos dice Aristóteles; pero no es el único que se refiere a la palabra hablada. También lo hizo Quintiliano al afirmar: “Aquello que ofende al oído no podrá ganar fácilmente aceptación en la mente”. Ello es fácil de interpretar cuando se entienda que el discurso oral suele padecer algunos vicios elocutivos y expresivos que no sólo deslucen el contenido sino que; además, genera en el interlocutor reacciones adversas a las esperadas. A veces los errores que se cometen en la escritura devienen de algunos vicios de la oralidad, y simplemente porque en el área de la comodidad, no se ha corroborado que lo que se va a escribir es así como se pronuncia.

 

Walter Andres Bravo

2 comentarios

laura katherin arango -

de algo me sirvió pero no era precisamente lo que buscaba de todas maneras gracias

daniela -

no pues yo solo queria agradecer porque este es un programa del cual se aprende mucho y que pues uno como joven utiliza mucho para solucionar sus tareas del cole