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Revista Convicciones

El arte y el consumo

 ¿Porqué hablar de arte en los tiempos actuales cuando la mayoría de la población no tiene las necesidades básicas satisfechas?.  Lo cierto es que el arte convive con el ser humano a pesar de todo, ya sea por el peso de la historia o por la realidad que nos atraviesa. 

También se dice que por la situación económica estamos condenados a una crisis cultural y de valores. Defición común de la que se sirven los funcionarios para justificar cualquier innacción por parte del estado en políticas culturales, sin hablar aquí de la situación de la justicia, la salud y la educación. Sobre este último punto se pretende llegar a la excelencia por la sola asistencia de los alumnos a cumplir determinados días de clases.

 Las estadísticas dicen que un ser humano para no estar bajo la línea de pobreza debe ganar 869.34 pesos y para no estar bajo la linea de indigencia debe ganar 395.15 pesos (I.N.D.E.C, Noviembre 2006). La actividad económica de una nación tiene la suerte de explicarse a si misma por el simple motivo de que es una cuestión de números. Reales o no, los mismos nos pueden dar en pocas palabras, (o números), una idea mas o menos concreta sobre la situación económica de un país; provincia o grupo social. Pero cuando intentamos definir en que situación se encuentra la actividad cultural de acuerdo con la línea de pobreza o indigencia, la cosa es sencilla. Los números no sirven para medir el grado de sensibilidad estética de una nación, provincia o grupo social. Para esto propongo un método: organizar una encuesta de hogares y determinar la cantidad de almanaques, pósters de ídolos del momento, chucherías chinas adquiridas en los locales de “todo por dos pesos” que decoran las paredes y ambientes de las casas; con respecto a cuantas pinturas, objetos artesanales o esculturas hay en las mismas y que podrían ocupar esos lugares. Se podría concluir en esta encuesta que tipo de programación se consume en los horarios centrales; pero esto será más difícil debido a que en todos los canales y en los mismos horarios, la programación y los temas que en ellos se tratan son casi los mismos, incluidos los noticieros.  A la hora en que la familia está reunida, generalmente al momento de comer, todos conocemos de las bondades de la “Baba de Caracol” después de que el noticiero haya anunciado los índices de pobreza que difundió el gobierno. Pero volvamos al tema: Arte y consumo y veamos las fuentes. Dice el diccionario: Arte: Actividad humana específica, para la que se recurre a ciertas facultades sensoriales, estéticas e intelectuales. 

También dice el diccionario:

 Consumo: Utilización de un bien para satisfacer las necesidades. El hecho artístico, para que se concrete, necesita de dos partes: El productor artístico y el consumidor. Indiscutiblemente vivimos en una sociedad de consumo por lo tanto el objeto artístico, cualquiera sea, (un libro, una composicón musical, una obra de teatro, una escultura, una pintura, una película, un programa de televisión, etc.,) es un producto cultural para ser consumido. Según la definición que nos da el diccionario, de acuerdo a nuestras facultades sensoriales, estéticas o intelectuales, elegiremos cual consumiremos. La definición: consumo; dice que es para satisfacer uan necesidad ¿Y cuál es la necesidad que satisface el arte o el objeto cultural?. Pues a esto se responde, “la necesidad estética”.  

No deseo discutir porqué propongo “lo estético como una función propia del ser humano, por lo tanto una necesidad a ser satisfecha”, pero si plantear lo estético desde la vereda que propone Jan Mukarovsky cuando dice: (...) “la función estética ocupa un campo de acción mucho más amplio que el arte mismo. Cualquier objeto y cualquier acción (sea un proceso natural o actividad humana) pueden llegar a ser portadores de la función estética[.1] ”. 

 No se puede decir que todo hecho cultural es artístico, pero si, y siguiendo el recorrido, que: por medio de la función estética consumiendo un producto cultural nos aproximamos al fenómeno artístico. En la definición de Arte que da el diccionario habla de facultades, y las facultades se incorporan al ser humano, se aprenden, se potencian. Y es ahí adonde una política cultural debiera apuntar: Generar espacios de aprendizaje para desarrollar el espíritu crítico. Como vemos la crisis cultural no depende únicamente de la crísis económica, pero si, de la carencia de una política cultural o por lo menos de una voluntad para implementarla. Mario KitagrockiFundacion Zona Centro 

 [.1] Mukarovsky, Jan. Escritos de estética y semíótica del Arte. Gustavo Gili Barcelona 1977. Pag 47

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