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Revista Convicciones

La educación de hoy y la sociedad de mañana

Nuestro sistema educativo educa a los niños para que se amolden a la sociedad, para que encajen en ella y de esta manera formen parte del sistema imperante en el mundo, siendo el propósito de la educación, el de formar individuos que sean parte de él y que contribuyan a su sostenimiento. 

Pero, ¿Qué es el sistema social sino un ente abstracto, un mero instrumento para la evolución del hombre en comunidad?, empero, parece ser este sistema quien ahora nos controla a nosotros.

La educación no consiste, por tanto, en un proceso creativo destinado al desarrollo de la inteligencia, sino en un bloqueo de ésta por medio de la acumulación de información, hoy manipulada por los medios y el propio sistema.

No se le pide al niño que piense, que construya, que participe, tan solo se le enseña a memorizar datos, fechas, conceptos, y a guiarse por cánones establecidos. 

No se le permite que juzgue; tan solo que aprenda, que memorice, que repita cuanto los adultos hacen. De este modo, a medida que el niño va creciendo, pierde la capacidad de juzgar sus experiencias con objetividad, mientras se sumerge, inevitablemente, en la rueda de la vida “civilizada”, no importa bajo qué signo político. De tal manera que cuanto mas participe de ella, más condicionada está su mente a pensar, valorar, desear y actuar de un modo determinado, repitiendo el modo de vida de sus predecesores. 

Inconscientemente, cae en esta trampa sutil y empieza a desear mejores coches, casas más lujosas, más dinero, más posición, más consideración por parte de los demás.

La actitud de un individuo así no puede ser desinteresada, honrada o  sincera, porque para obtener una posición cada vez más elevada en nuestra sociedad, necesita ser ambiguo, agresivo, competitivo y celoso, de otro modo, no alcanzará, por lo general, ningún puesto de relevancia, pues esta sociedad sólo gratifica a quien está dispuesto a todo a cambio de poder.

Estos individuos que se venden a un sistema de por si deshonesto son los que controlan y gobiernan hoy el mundo. A cambio de ese pacto con el poder han perdido, consecuentemente, la capacidad de entender la vida y de realizar su propósito mas sublime. 

Si tenemos en cuenta, además, que la mayoría ni siquiera alcanza el poder; tan solo se somete a él, siendo individuos alienados, frustrados, incapaces de ver y entender lo maravilloso que es vivir, ya que en efecto, la mayoría ha reducido su vida a la lucha por paliar sus dificultades económicas o por alcanzar alguna meta vulgar e insípida que compartira con millones de seres.  

Estas personas no piensan, ni ven, ni entienden, ni analizan, sólo se someten, cebados por la publicidad, los partidos políticos y los intereses creados.

¿Es acaso el objetivo de la educación, el de formar autómatas que se acomodan a todo y que no son capaces de cambiar sus circunstancias? 

Los cambios solo se logran de adentro hacia fuera, pero esto lo entiende quien fue educado para pensar, no por quien ha sido entrenado dentro de límites sociales delimitados y reducidos.

Este niño, internamente frustrado y vacío, tiene extremas probabilidades de ser un hombre destructivo, egoísta y mezquino. Así por ende será su sociedad.

No vemos acaso como se va consumiendo el mundo, agotando la tierra, contaminando los elementos, aniquilando animales, entre otras cosas. Entonces, ¿Puede este hombre ser llamado “civilizado”? 

En el mundo hay aproximadamente 1.500 millones de niños que son educados día a día, por las escuelas, sus padres o las cirscuntancias. De esos niños y de la educación que reciban depende el mundo de mañana. Pero ¿Qué mundo cabe esperar de niños que han crecido en guerras, conflictos, hambre, separaciones, etc. etc.?

Solo un 40 % de estos niños viven en países medianamente industrializados o industrializados, sin embargo reciben una educación que los convierte en seres insensibles, de modo que mañana no harán nada para aliviar el sufrimiento de otros. 

Si deseamos cambiar esto, debemos trabajar sobre el sistema que los educa, para enseñarles a ver la vida desde una perspectiva distinta y no amoldándose a un sistema que destruye.

La educación”, dice Swami Vishnu-devananda, “No es la acumulación de información, sino una asimilación gradual de la realidad”. 

La verdadera educación debería consistir en fomentar la inteligencia creativa. Es decir, enseñar o, mejor dicho, inducir a un niño a observar, escuchar, a valerse de cuanto lo rodea

La mejor herencia que un padre puede dejar a un hijo no es la riqueza material ni la posición social, sino el haberle enseñado a valerse por si mismo. 

Se debería lograr fomentar en todo niño la comunicación con la naturaleza, no considerando a esta como algo inferior o insensible, sino algo a lo que él de alguna manera esta unido.

El niño que empieza desde pequeño a contemplar, a escuchar, a discriminar en el buen sentido, a aprender, se desarrollará de un modo integro y se convertirá en un ser sensible, sincero, desinteresado y honesto. 

Un niño así es capaz de amar, sin poner trabas a su amor; de comprender, sin imponer limitaciones a su entendimiento; de contemplar, sin reducir su visión a lo cotidiano o lo vulgar, o lo material o lo ordinario; de actuar desinteresadamente y desprovisto de temor, sin que le sigan intereses egoístas y mezquinos.

El niño de hoy es el hombre del mañana y en su educación subyace, por tanto, la posibilidad de una sociedad más justa y conducente a la realización más plena del ser humano. 

Ernst Hoffman, escritor, nació en Waldheim, Alemania en el año 1898 y falleció recientemente en el año 1985. Ha sido conocido en todo el mundo como el Lama Anagarika Govinda y se dedicó a trabajar por la paz mundial constituyendo un vínculo entre Oriente y Occidente. 

Este documento expresa parte de su pensamiento, que fuera formulado en 1979 y cuya vigencia es  cada día mayor. 

¿ No será hora de re-pensar nuestro sistema educativo

 

por: Rubén Dieminger

Fundación Zona Centro

 

 

 

1 comentario

priscila -

me pare muy interesante este fragmento. se acerca a la actualidad con la diferencia de que el acto memorístico se ha perdido, hasta la importancia de estudiar. pues a ella no se le encuentra sentido alguno. que sera de nuestros jóvenes que al parecer solo les interesa promover la violencia como único fin a la solución de los problemas. realmente hay una crisis de valores, un ejemplo
el respeto que lamentablemente no hay.